
¿Recuperación económica post-covid en Argentina?La palabra china para “crisis” (wei-chi) está compuesta por dos caracteres, el primero significa peligro, riesgo, amenaza y el segundo ha sido ampliamente difundido como oportunidad. Aunque estrictamente, desde un punto de vista lingüístico, esto no sea correcto los argentinos sabemos por experiencia que, en la práctica, las crisis son sinónimo de oportunidad.
La crisis mundial producto de la pandemia COVID-19 expuso el riesgo sistémico, las desigualdades y las vulnerabilidades multidimensionales en todos los países, en Argentina es una crisis dentro de crisis. Crisis en plural, y siguiendo con los tintes lingüísticos y sus implicancias culturales, es curioso que la palabra crisis en español no tenga diferencia entre singular y plural ¿seremos, los latinos, crisis-dependientes?
No es sencillo hablar de crisis en Argentina, menos aún hablar del fin o salida de una crisis, quizás por la misma singularidad-pluralidad de la palabra que nos implica culturalmente. Recuperarnos de la crisis COVID-19 es abrir una mamushka para encontrarnos con otra adentro. Las crisis, según los psicólogos, atraviesan las fases del duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Los argentinos debemos atravesarlas, una vez más, con hidalguía y estoicismo, y llegar a la aceptación: vivimos en crisis (plural).
Y tenemos otro duelo importante: no somos, ni tenemos por qué serlo, una mega-potencia económica mundial y que no tenemos los infinitos recursos naturales que en la primaria nos hicieron creer. Una vez que procesemos ese duelo, aceptaremos que nuestra competitividad no puede basarse en ventajas comparativas; sino en saber aprovechar las mamushkas de crisis como oportunidades para fortalecer y hacer crecer nuestros negocios.
Algunas buenas ideas, desde lo macro a lo micro, son: desarrollar estrategias para apoyar la recuperación mediante la solidaridad y la integración regional; promover políticas alineadas, integradas y coherentes; planificar la recuperación pospandemia con una mirada de largo plazo, transformar el modelo de desarrollo y de negocios en general en un modelo sostenible con la igualdad y la dignidad de las personas como eje principal; construir instituciones y empresas resilientes capaces de fortalecerse en cada proceso de crisis apoyándose en los talentos de las personas, en el trabajo en equipo y en la innovación permanente.
El COVID-19 es una oportunidad para una recuperación transformadora. Aceptarnos como un jugador más en la economía mundial nos permitirá salir de la ensoñación del oportunismo y trabajar arduamente por un desarrollo integro, ético, estructural y con visión de prospectiva para enfrentar los desafíos y aprovechar, con esfuerzo de trabajo, las oportunidades reales que el mundo moderno nos ofrece.
Dr. Pedro A. Baziuk